Dédalo y el Minotauro

El artista

Nacido en Westfalia, en 1577, Pedro Pablo Rubens fue uno de los pintores europeos más importantes de todo el siglo XVII. Su obra fue muy abundante, característica y diversa en temáticas; realizó obra religiosa, histórica, retratística y mitológica. 

Rubens disfrutó de un gran éxito a lo largo de su vida. Su pintura se caracteriza por la viveza de los colores, por el movimiento y vitalidad de sus figuras y por la gran imaginación que muestra a la hora de narrar historias a través de sus representaciones.

Trabajará bajo encargo para distintas dinastías y familias europeas. Uno de los encargos más importantes que recibió fue por parte del monarca Felipe IV para la Torre de la Parada. Entre 1736 y 1738, Rubens y sus aprendices trabajaron incansablemente para redecorar este pabellón de caza. La torre de la Parada había sido construida en el s. XVI, mas en esta época se sometió a una importante reforma arquitectónica y artística. Felipe IV llamó a algunos de los maestros más importantes de la pintura barroca y Rubens fue el encargado de diseñar más de sesenta escenas mitológicas. Realizó los bosquejos en pequeñas tablas de madera que servirían para ser reproducidos a gran formato por algunos de sus discípulos. Uno de esos bosquejos es este: Dédalo y el Minotauro. 

 

El mito

Dédalo es, en la mitología griega, un gran arquitecto y constructor. Durante su vida hizo numerosos encargos, sobre todo para el rey de Creta, Minos. Sin duda el encargo más importante que recibió fue la construcción de un laberinto para encerrar el Minotauro.

El Minotauro era un monstruo mitad hombre, mitad toro. Se trataba de una fiera temible que se alimentaba de carne humana constituyendo un enorme peligro. Minos, inquieto por el daño que la bestia podía causar, llamó a Dédalo para que construyera un lugar donde encerrar el monstruo. El hábil artesano decidió entonces erigir un laberinto tan grande y complejo que fuera prácticamente imposible salir de él.

Un valiente joven llamado Teseo decidió poner fin a la vida del temible Minotauro. La princesa de Atenas, Ariadna, se había enamorado profundamente del héroe y pedirá ayuda a Dédalo para encontrar una manera de salir del laberinto: Teseo tenía que atar un ovillo de hilo a la puerta del laberinto e ir desplazándose por su interior mientras este se deshacía. Tras derrotar al Minotauro, solo tenía que ir cogiendo el hilo siguiendo exactamente el camino contrario al que había tomado cuando entró.

 

La obra

En esta pieza está representada, de una manera nada convencional, una escena en la que vemos la figura de Dédalo y la del Minotauro. Dédalo fue el arquitecto contratado por el rey de Creta, Minos, para construir un recinto donde encerrar la terrible criatura conocida como el Minotauro.

Dédalo aparece con los atributos de su profesión: la escudería y el compás. Rubens lo representa en una actitud de total amistad con el Minotauro, ya que el arquitecto posa su mano izquierda en el lomo de la bestia. Dédalo está tratando de engañar al Minotauro, al mostrarle la entrada a la construcción donde quedaría atrapado. Se ponen así en evidencia la superioridad de la inteligencia sobre la fuerza bruta. El Minotauro aparece representado con la cabeza de hombre y el cuerpo de toro, al contrario de lo que era habitual.  

 


Unas tablas muy viajeras

En 1710, durante la Guerra de Sucesión, la torre de la Parada resulta saqueada e incendiada, estropeándose la mayor parte de sus pinturas. En ese momento se pierde la pista de "Dédalo y el Minotauro" y "Psique" ; los dos bosquejos realizados por Rubens con los que cuenta la colección del Museo.

En 1895 Doña Elvira Arévalo Gener, coruñesa residente en Madrid, las lega como fondos a la Biblioteca del Consulado de A Coruña con la intención de que formen parte de la colección de un futuro Museo de Belas Artes de A Coruña, que en aquella época comenzaba a generarse. A partir de 1946 las obras se exponen en el Museo, en el antiguo edificio del Consulado. Allí pasaron cuarenta años siendo contempladas por el público de la ciudad hasta que, el 16 de septiembre de 1985, un visitante del museo roba los cuadros y desaparece misteriosamente. Una vez más los cuadros inician un viaje, en esta ocasión en un recorrido que los llevará a Suecia, donde aparece Dédalo y el Minotauro, y a los Estados Unidos, donde aparece Psique. Se recuperaron así a tiempo para ser expuestas en el actual Museo cuando se inauguró en 1995. Desde ese día no se movieron de las instalaciones del Museo de Belas Artes y esperamos que no inicien un nuevo viaje.  

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