Cristo en la cruz

ATRIBUIDO A NICOLÁS BORRÁS

Cristo crucificado en el Calvario, vestido con el paño de pureza, apoyado en el supedáneo y con tres clavos. A la derecha de Cristo se sitúa la Virgen María cubierta con un manto negro y con las manos cruzadas sobre el pecho, a su izquierda el apóstol Juan. El aire monumental y la idealización de estas figuras nos remiten a las características del estilo de Borrás. Al fondo se divisa la ciudad de Jerusalén con sus murallas. Esta escena de la crucifixión es un ejemplo del carácter austero que la Iglesia quiso imprimir a las representaciones de los temas religiosos siguiendo las recomendaciones del Concilio de Trento. El pintor se mantiene fiel a la narración del evangelio de san Mateo y muestra las tinieblas invadiendo la tierra cuando Jesús expira, convirtiéndolo además en foco de atracción visual al reducir, respecto a épocas anteriores, el número de personajes que asisten al sacrificio. Lo acompañan sólo el apóstol san Juan y la Virgen, que ya no aparece desvanecida sino de pie y dominando su dolor, siguiendo la cita del evangelio de Juan y tal como lo enseñaban los teólogos católicos. La calavera situada a los pies de la cruz hace referencia al monte Calvario (mencionado en el evangelio como lugar de la calavera), y era además un símbolo de salvación ya que el sacrificio de Cristo habría redimido el pecado original de Adán quien, según una antigua tradición cristiana, estaba enterrado en el lugar de la crucifixión.