Imaxe:
Ecce-Homo
Ficha técnica
Número de inventario:
275
Materia / Soporte:
Tabla
Contexto cultural / Estilo:
Renacimiento
Cronología:
1530[ca]-1586[ca]
Clasificación:
Pintura
Procedencia:
Asignación. Usucapión: Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico (Decreto 10 de octubre de 1963, nº 2527/63 (Ministerio de Hacienda))
Historial:
Procede de las incautaciones realizadas durante la Guerra Civil (1936-1939). El 15 del 10 de 1941 se entrega al Museo, según consta en un recibo de la Comisaría General del Patrimonio Artístico. Por O.M. 19-12-1941 ingresa en el Museo en calidad de Depósito. El 21-04-1942 se deposita para su custodia temporal en el Ayuntamiento de La Coruña. El 16 de agosto de 1946 tiene lugar la entrega de la obra por parte del Ayuntamiento al Museo Provincial de Bellas Artes. Por medio del Decreto 10 de octubre de 1963 Nº 2527/63 la obra se declara propiedad del Estado.
Medidas:
Con marco: Altura = 65,5 cm; Anchura = 54,5 cm; Profundidad = 8 cm
Tabla: Altura = 45,5 cm; Anchura = 35 cm
Técnica:
Pintura al óleo
Objeto:
Cuadro
ATRIBUIDO A LUIS DE MORALES
La figura de Cristo, de menos de medio cuerpo y ladeando la cabeza hacia su derecha, está situada sobre un fondo en penumbra. Esta imagen viene a plasmar la expresión Ecce Homo, que es la forma latina del anuncio de Pilatos: Aquí está el hombre, cuando presentó a Jesús al pueblo para conocer su veredicto. Siguiendo los relatos evangélicos, Cristo sujeta entre sus manos atadas una caña a modo de cetro, y lleva el manto púrpura y la corona de espinas que los soldados romanos le colocaron como burla para compararlo con un rey terrenal. La imagen de Cristo doliente respondía plenamente a los ideales de la Contrarreforma católica ya que reflejaba la faceta humana del Hijo de Dios y por su gran emotividad invitaba a la compasión y la meditación de los fieles. La figura del Ecce Homo, solitaria y ante un fondo oscuro, con efectos de contraste de de luz y sombra, fue frecuente en la pintura de Luis de Morales, pintor apodado El Divino, por su dedicación a los temas religiosos y por la espiritualidad con que los realizó. El artista, recurriendo al formato de medias figuras, creó un tipo de imagen muy apropiada para satisfacer la devoción de su clientela devota y en su mayor parte del ámbito clerical y fue habitual en su producción, ya que se conocen varias versiones del mismo tema. Su peculiar estilo, que fue imitado en su propio taller de Badajoz y por sus discípulos, fusionaba influencias de la pintura de Flandes que se observan en el empleo de la madera como soporte de su pintura y en el detallismo del tratamiento del cabello, con influencias de la pintura italiana como el difuminado de los perfiles y la creación de una atmósfera ambiental en sus cuadros.