El Amor dormido

La figura de Cupido (dios del Amor), un joven adolescente y plácidamente dormido, aparece representado como un ser alado, uno de sus atributos característicos desde la época clásica como corresponde a su condición de divinidad que se mueve entre los hombres. Quellinus pintó esta escena, de la que se conserva este fragmento que corresponde a la parte central de la composición, basándose en el diseño de Rubens que hoy se custodia en el Museo Bonnat de Bayona en Francia. En este diseño original, al lado de Cupido aparece la figura de Psique en la parte derecha sosteniendo un candil, formando una escena basada en la fábula de Amor y Psique que narró el poeta Lucio Apuleyo del siglo II en El Asno de Oro: Venus, celosa de la belleza de Psique, encargó a su hijo Cupido que le inspirara amor por el hombre más horrible que encontrase, pero el propio dios se enamoró de ella y la lleva a un palacio donde la visita siempre de noche para no revelar su identidad. Ya que es una mortal le prohíbe verlo pero Psique, persuadida por sus hermanas que envidian su felicidad, una noche coge una lámpara y se inclina a mirarlo. Una gota de aceite caliente que cae sobre el dios lo despierta y por desobedecer sus órdenes decide abandonarla. Venus le impondrá además una serie de penosas tareas. Quellinus colaboró con Rubens en España realizando varios cuadros de tema mitológico para decorar la Torre de la Parada en Madrid. Los lienzos se realizaron siguiendo los bocetos de Rubens que captó en ellos la intención moralizante de las historias y las actitudes de los personajes representados.