María Concepción Ruiz de la Escalera

Hacia el final de su carrera artística Madrazo realiza el retrato póstumo de Concepción Ruiz de la Escalera fallecida en Madrid en 1880. En el se observa como el pintor a pesar de experimentar una evolución estilística conforme a las nuevas corrientes artísticas, permanece fiel a las enseñanzas de juventud adquiridas de los dos grandes maestros universales Velázquez y Goya.

Así, una vez más, el pintor sigue en su trayectoria de mantener la austeridad cromática en la representación de la indumentaria, haciendo predominar el uso del negro y mostrando el virtuoso dominio de sus matices. E igualmente, una vez más, crea un contrapunto a esa monocromía salpicándola de puntuales brillos y toques de color.

Sin embargo, el fondo, al aire libre, se debate entre los ecos todavía románticos que se perciben con la presencia del árbol en un lateral, y, un celaje que se va aclarando más acorde con los nuevos tiempos que miran a tendencias pictóricas más realistas. Perceptibles estas también en la representación del rostro de expresión más espontánea y veraz, carente de cualquier adulación.