Retrato de Isidoro Brocos
Ficha técnica
EXPOSICIONES
Figuró en la exposición Cien Años de Arte en Galicia, organizada por la Real Academia Provincial de Bellas Artes. Salón de la Asociación de Artistas. La Coruña, 1949.
Año 1977. Generación Doliente. Diputación Provincial de A Coruña. Sede: Colegio Calvo Sotelo. Agosto.
Año 1980. 1º Ciclo de Plástica Gallega. Caja de Ahorros Municipal de Vigo. Sede: Salas de Exposición. 19 de Febrero- 4 Marzo
Año 1983- 84. Homenaje a Pintores Coruñeses. Diputación Provincial de A Coruña. Sede: Colegio Calvo Sotelo. Diciembre 83- Enero 84.
Año 1984. Pintura del siglo XIX en las Instituciones. Sede: Kiosco Alfonso, A Coruña. 21 Junio- 5 Julio.
Año 1984. Impresionistas gallegos. Ayuntamiento de A Coruña. Sede: Kiosco Alfonso, 15 Junio- 5 Julio.
Año 1985. Exposición Homenaje a Isidoro Brocos. Diputación Provincial de A Coruña. Sede: Colegio Calvo Sotelo. 1- 15 Agosto.
Año 2015. El primer Picasso. A Coruña. 2015. Organizada por el Museo Picasso de Barcelona y el Museo de Belas Artes da Coruña, Museo de Belas Artes da Coruña, 20 de feb / 24 de mayo.
Retrato de busto de Isidoro Brocos uno de los más destacados escultores gallegos del último tercio del siglo XIX, que si bien realiza obra religiosa trascendería especialmente por la representación de escultura de género con tipos y asuntos populares. Es además un artista polifacético que aglutina en sí mismo al grabador, dibujante e ilustrador además de tener una destacada dedicación a la recopilación de la música gallega. Y todo ello lo comparte con el ejercicio de la docencia que ejerce en Santiago y desde 1880 en A Coruña en la Escuela provincial de Bellas Artes, donde fue compañero de José Ruiz, padre de Picasso y tuvo como alumno a su hijo Pablo Ruiz Picasso (entre 1891-1895) además de a Joaquín Vaamonde, el autor de este cuadro.
El pintor Joaquín Vaamonde tras quedar huérfano a los 16 años decide trasladarse a Argentina donde se inicia tempranamente en el retrato. Ya en Coruña, tras su regreso de Buenos Aires Vaamonde visita a su antiguo y siempre querido profesor Isidoro Brocos a quien inmortalizaría en este retrato. En el está ya presente una de las marcas que le definen desde sus inicios, la excepcional capacidad para mostrar la profundidad del ser. Cuando el pintor se siente liberado de esa necesidad de embellecer el rostro sus retratos transcriben en todo su esplendor la energía y fuerza temperamental según se desprende de este retrato que pinta siguiendo fórmulas próximas a Pinazo, de quien conoce su pintura en Argentina, a través de un amigo que había sido alumno del pintor valenciano.