Una esclava del harén

Martínez del Rincón como buena parte de los artistas de la época participa de la pintura de historia, el retrato y la pintura de género que en algunos casos es de clara inspiración orientalista siguiendo la tendencia marcada por Mariano Fortuny. Cuyo estilo, caracterizado por un gran virtuosismo técnico y un carácter preciosista y desenfadado, se proyectaría a través de un nutrido grupo de pintores que como Martín Rico le darían una prolongada continuidad traspasando incluso los inicios del siglo XX.

Este cuadro de pequeño formato eleva a protagonista a una escena  cotidiana ambientada en un interior de regusto oriental  al estilo fortunyano. En ella, la esclava adquiere vida propia con su indumentaria tipo árabe en la que el pintor hace alarde de una minuciosa descripción de los pormenores decorativos y de los accesorios de adorno.

También en la composición del cuadro Martínez del Rincón nos rememora la fascinación que sentía Fortuny por los objetos, que reunía en su estudio y finalmente llevaba a sus pinturas. Así, son de comparar las curiosidades que Fortuny representa en la estancia de su obra La odalisca, con la ambientación que Martínez del Rincón despliega en la esclava del harén, para ver una sutil analogía no solo en el acopio de objetos de marcado carácter oriental sino, las similitudes en el tratamiento de la luz con sus destellos y brillos sobre el color de las telas, la saturada decoración de la pared o la presencia de un cortinaje verde y la decoración tipo lacería en la madera.

 En definitiva Martínez del Rincón sigue esa tendencia que influyó a numerosos artistas y sobre la que el mismo pintor incide en varias ocasiones, según vemos en otra obra suya La artista, que exhibe en el propio cuadro, a modo de expositor museístico, una serie de objetos valiosos, entre los que incluso repite su presencia la bandeja de cerámica esmaltada de gran tamaño que asoma parcialmente en la esclava del harén.